sábado, 5 de septiembre de 2009

Y me quedo corto...

Y me quedo corto...

Apuntes sobre el verdadero Shrek y los monstruos


La vida es una gran comedia, a veces disfrazada de tragedia. Y podríamos considerar trágico el día en que Maurice Tillet, allá por 1930, con veinte años cumplidos, comenzó a experimentar los efectos de una rara enfermedad conocida como acromegalia.

Maurice Tillet había nacido en Francia en 1910. Ya pasada su adolescencia desarrollaría una enfermedad , caracterizada por la producción en exceso de hormonas del crecimiento llevando a una desproporción en las extremidades y la cabeza. Además de las deformidades físicas que dan a quién las sufre una apariencia grotesca, la misma causa una muerte prematura y una vida de dolores físicos, al derivar en artritis, migrañas, hipertensión, diabetes y problemas cardiacos y renales.

Repudiado por sus contemporáneos y objeto de burlas, Tillet se vio obligado a abandonar su hogar natal y buscar una nueva vida en Estados Unidos donde se dedicó a la lucha profesional Se hizo muy popular, debido a su físico, aunque se cuenta que su mayor vocación era la de llegar a ser actor. A pesar de su apariencia estaba dotado de una gran inteligencia y disfrutaba mucho jugando al ajedrez, llegó a hablar 14 idiomas y a escribir varios libros de poemas.

Tillet murió de una afección cardiaca en 1955, a los 51 años de edad.

DreamWorks nunca lo reconoció oficialmente, pero se sabe que, cuando fue aceptado el cuento de William Steig como base del argumento de Shreck, solo faltaba darle forma al ogro. Este tenía que ser “como un hombre común y corriente, solo que desproporcionado, de mirada cálida y sonrisa amigable”. DreamWorks encontraría estás características en un hombre, cuya deformidad le había impedido cumplir sus sueños de actor, relegandolo a la cuasi exhibición pública como fenómeno de feria. Un hombre con alma bondadosa que nunca se hubiera imaginado una inmortalidad de dibujo animado.

Tampoco se hubieran imaginado la inmortalidad, los personajes (personas reales) que Tod Browning, alla por 1930 eligio para realizar la película Freaks.

Tuvieron que pasar décadas enteras hasta que esta obra, muy censurada por su contenido, alcanzara la categoría de película de culto.

Un torso viviente que enciende sus propios cigarros con destreza a pesar de no tener ni brazos ni piernas, microcefálicos (a los que se les llama en la película cabezas de chorlito) éstos y algunos otros son los miembros de la trouppe que se vengan de forma terrible de un artista del trapecio que los trata como monstruos. Sin embargo no hay maldad en las acciones de estos “freaks”, quienes en definitiva son víctimas de una sociedad pretendidamente evolucionada, que los discrimina por ser diferentes.

Olvidamos que nosotros también somos monstruos, monstruos reales, no personas con una enfermedad deformante, monstruos por dentro, y sabiéndolo hacemos muy poco para cambiar o simplemente no nos importa. Como el dolor o la tristeza de los otros.

En 1944, Freaks “La parada de los monstruos” fue seleccionada para formar parte del archivo del National Film Registry como tesoro cinematográfico.

Hoy, ya casi nadie la recuerda, como a Maurice Tillet, el ogro con alma.



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